Emprendedor@s: Inclusión, Igualdad y Esfuerzo
«Este arte tiene un valor que va más allá de lo material”
Como cada miércoles y sábado, Diario “El Cóndor” de Santa Cruz, sigue entregando a sus lectores una serie de reportajes, en las cuales pondremos a su disposición la temática ligada a los esforzados emprendedores y emprendedoras de la zona.
“Emprendedor@s: Inclusión, igualdad y esfuerzo”, se denomina el proyecto que nuestro medio de comunicación se adjudicó gracias al financiamiento del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de O’Higgins.
Hoy les invitamos a conocer nuestro último y octavo reportaje donde damos a conocer la historia de un hombre de la comuna de Marchigüe.
José Ortega Silva, un hombre de 47 años, ha vivido toda su vida entre desafíos y renacimientos. Casado con Tamara, con quien comparte su vida y ha formado una familia con cuatro hijos -Danna, Maximiliano y los gemelos Alan y Héctor-, ha sido un hombre que, a pesar de las dificultades, siempre ha buscado el camino hacia la estabilidad y el bienestar de los suyos.
Originario de Santiago, la vorágine de la gran ciudad lo llevó a tomar una decisión drástica: abandonar el ruido y el estrés de la capital, buscando un futuro más tranquilo para su familia. Fue así como se descubrió en la localidad de Piuchén, en la comuna de Marchigüe, hace más de seis años. Un lugar lleno de naturaleza, en donde José, lejos del bullicio de la ciudad, encontraría la paz para reinventarse.
Su historia de transformación comenzó cuando, tras haber trabajado en una empresa de venta minorista, fue despedido. Este golpe no fue fácil, pero José, con una habilidad especial en el trabajo con madera, encontró en la carpintería una forma de subsistir. Con sus manos, comenzó a construir muebles y a trabajar en la construcción general, lo que le permitió generar recursos, pero su verdadera pasión siempre estuvo en la madera, esa que le recordaba los tiempos antiguos y el valor del trabajo rústico y manual.
Hace diez años, motivado por su amor por la madera y el deseo de crear algo único, José decidió emprender un nuevo proyecto: trabajar con barricas de vino. Su primera adquisición, una barrica vieja, marcó el comienzo de un emprendimiento que cambiaría su vida. Aquel primer trabajo, con la rusticidad y la calidez de la madera, lo dejó maravillado. No solo por lo hermoso que resultó, sino porque pronto otros vecinos, al ver su trabajo, comenzaron a interesarse y le pidieron piezas a medida.
Fue entonces cuando José se dio cuenta de que había encontrado su verdadero camino. Lo que comenzó como una simple pasión por la carpintería se transformó en un emprendimiento próspero. En su taller, las barricas se convirtieron en bar, mesas de bar, mesas de centro, racks para vinos, maceteros, porta copas y relojes porta vinos, entre otras obras llenas de carácter. Su arte, hecho a mano con dedicación, comenzó a ganar fama en la región.
Sin embargo, la vida le tenía preparada un giro inesperado. En marzo de este año, durante la Fiesta de la Vendimia en Marchigüe, José fue uno de los expositores, presentando con orgullo sus obras hechas a partir de barricas recicladas. Pero en una trágica tarde, un violento incendio arrasó con sus trabajos y el de muchos otros expositores, llevándose no solo sus piezas, sino que también sus sueños y el fruto de años de trabajo.
El dolor de ver reducidas a cenizas sus sueños, sus diseños, su esfuerzo, fue inmenso. Cada tallada, cada pintura en sus barricas, era una parte de su alma que se desvanecía en el fuego. La pérdida no solo fue material, sino también emocional. Todo lo que había construido con tanto amor quedó reducido a polvo.
Sin embargo, José no es un hombre que se deja vencer fácilmente. Con el apoyo de su esposa Tamara y el amor de sus hijos, decidió que no podía rendirse. A pesar de la magnitud de la pérdida, comenzó a pensar en cómo reconstruir su vida y su emprendimiento. Sabía que sería un camino largo y lleno de sacrificios, pero su pasión por la madera y su deseo de sacar adelante a su familia eran más fuertes que cualquier adversidad.
Volver a comenzar después del devastador incendio fue, sin duda, uno de los desafíos más difíciles que José Ortega Silva ha enfrentado. Después de perderlo todo -sus barricas, sus piezas únicas- la tristeza lo invadió, pero, a pesar de la magnitud de la tragedia, la esperanza no lo abandonó. Sabía que tenía que levantarse, no solo por él, sino por su familia, que siempre había estado a su lado, y por sus sueños, que aún seguían vivos.
José recuerda esos momentos de incertidumbre y desesperación. «Es difícil aceptar que has perdido todo lo que construiste con tus manos, con tanto esfuerzo», confiesa. Pero la vida, como él ha aprendido, es también un ciclo de renovación, y en medio de su dolor, la ayuda comenzó a llegar.
Uno de los gestos más importantes fue el apoyo que recibió de Miguel González, de Viña Estampa, quien de inmediato, sin mediar palabras dijo “ven quiero que comiences de nuevo, pero renovado, aquí te regalaremos tus primeras barricas para verte crear de nuevo tan bellas obras”.
Esa ayuda no fue un simple favor, sino el punto de partida para reconstruir su taller y, con ello, su emprendimiento. Gracias a esa donación, José pudo dar el primer paso para renacer de las cenizas, literalmente. Las barricas llegaron a su taller, y con ellas, la chispa que necesitaba para volver a crear. «Me sentí renacer, como si fuera un nuevo comienzo, como si esas barricas me devolvieran la confianza» aseveró.
Pero no solo Miguel estuvo allí en ese momento tan crucial. También estuvo presente desde el primer minuto la Municipalidad de Marchigüe, el Gobierno Regional y el Fosis, quienes ayudaron primeramente a levantarse emocionalmente y luego con recursos a levantar tan importante emprendimiento al igual que el del resto de los afectados.
El apoyo de su familia fue fundamental. Tamara, su esposa, quien ha estado a su lado en cada paso, no dudó en estar ahí, ayudando a reorganizar las cosas y dándole ánimo para seguir adelante. Sus hijos, Danna, Maximiliano, Alan y Héctor, también jugaron un papel clave. Todos entendieron que no podían rendirse, que tenían que apoyar a su papá para volver a ponerse de pie. «Mi familia nunca dudó. Fueron los primeros en decirme que no podía rendirme, que teníamos que seguir adelante. Sin ellos, no habría sido posible», afirma José, con una lágrima corriendo por sus mejillas.
Gracias a la unión familiar, José pudo reorganizar su taller, recuperar la pasión por su arte y seguir creando piezas únicas con el mismo amor que siempre puso en su trabajo. Lo que parecía un final, se transformó en un renacer, en una experiencia de la vida y en un “NO ESTAS SOLO”.
Y no solo su familia estuvo a su lado en esos momentos difíciles. Los vecinos, amigos y personas de la comunidad también se acercaron para brindarle apoyo. El calor humano, la solidaridad y la generosidad de los demás fueron cruciales para que José pudiera salir adelante. «Me sentí rodeado de personas que querían que siguiera. Cada uno fue mi fortaleza.
Hoy, después de todo lo vivido, José reconoce que lo más importante fue el apoyo que recibió de quienes creyeron en él, de quienes no lo dejaron caer. Su historia es testimonio de que, aunque el camino sea duro y los golpes duros, siempre hay formas de volver a levantarse cuando tengas el respaldo de los seres queridos.
«Volver a empezar fue difícil, pero lo logré. Y no lo hice solo. Tuve la suerte de recibir ayuda de gente como Miguel y, sobre todo, de mi familia. Ellos me ayudaron a recordar que, a pesar de las dificultades, siempre hay una nueva oportunidad si uno sigue luchando», concluye José, con el rostro lleno de gratitud y esperanza, listo para seguir creando y creciendo.
Hoy, con nuevos proyectos en mente y una determinación renovada, José está listo para volver a empezar. La tragedia del incendio no ha borrado su creatividad ni sus ganas de seguir adelante. Al contrario, ha hecho que valore aún más el poder de su arte, y aunque el camino será arduo, José Ortega Silva sabe que siempre habrá nuevas oportunidades para reconstruir sus sueños y continuar trabajando con su amada madera.
José, con un brillo de orgullo en los ojos, relata cómo su emprendimiento en la creación de arte en barricas de madera no solo ha sido una pasión, sino una verdadera fuente de sustento para su familia. Desde que decidió embarcarse en esta aventura, ha logrado sacar adelante a su esposa Tamara y a sus cuatro hijos. Todos ellos han tenido la oportunidad de estudiar, desde la enseñanza básica y media hasta ahora, el gran desafío de brindar estudios superiores a Danna, quien está a punto de iniciar su carrera universitaria.
Es así como después del trágico incendio que casi destruye sus sueños, José no se dejó vencer. Lejos de hundirse en la tristeza, tomó esa pérdida como una oportunidad para reinventarse una vez más. Sus ventas se han masificado y hoy en día, a través de su página en Facebook e Instagram DecoBarricaPihuchén.
Para José, su arte no es solo una manera de generar ingresos, sino un medio para preservar una tradición artesanal que considera en peligro de extinción. Su sueño es que, algún día, el municipio de Marchigüe le brinde la oportunidad de enseñar su oficio a la comunidad. «Me gustaría dar cursos de artesanía en barricas, que no se pierda este arte. Hay mucho potencial en la gente, y creo que enseñarles a trabajar con madera no solo les daría un oficio, sino que ayudaría a mantener vivas las tradiciones».
José sueña con que su arte no sea solo un recuerdo, sino una tradición que continúa por generaciones. «Este arte tiene un valor que va más allá de lo material. Es una forma de conectarse con el pasado, con las raíces, pero también de mirar hacia el futuro. Si logro transmitir esto a la comunidad, estará feliz de haber dejado una huella», concluye con una mirada esperanzadora.
Su historia es la de un hombre que, a pesar de las adversidades, ha encontrado en su pasión por la madera un camino para superar obstáculos, mantener unida a su familia y hacer del arte algo que, además de bello, tenga un impacto positivo en todos quienes hoy pueden disfrutar de él.
· José Ortega Silva, Piuchén, Marchigüe
· Artesanía en Madera de barricas fono: +569 53075368
· Facebook e Instagram: decobarricapihuchen
Trabajos con barricas de vinos. Sustentables exclusivos y originales. Una barrica con estampa.